Feminización de la dirección de las empresas como única solución para superar la crisis económica patriarcal.


Feminización de la dirección de las empresas como única solución para superar la crisis económica patriarcal.


Hasta ahora las empresas estaban enfocadas a objetivos y actitudes individualistas, con una metodología agresiva y mucha burocracia.
En los años setenta se hizo un estudio sobre niños y niñas, los cuales están liderando hoy grandes empresas. En sus actitudes se constataron diferencias: mientras los niños trabajaban en grupos grandes las niñas trabajaban en grupos pequeños; los niños se mostraban más competitivos y tenían más disputas, las niñas eran más comunicativas y contemplaban que en su propio éxito dependía del éxito de las demás, cuidaban de sus compañeras y estaban dispuestas a interrumpir el juego si había algún conflicto.



Estas actitudes masculinas ya se preveían desde la infancia y el resultado es la actual dirección de las empresas, dirigidas casi exclusivamente por hombres.
Podemos observar diferencias entre hombres y mujeres. Los hombres buscan dominar, la conquista, no les gusta trabajar en colectivo ni colaborar, se enfocan al reto individual y constantemente se valen de los demás para sus propios intereses, no les cuesta pedir favores. En cambio a las mujeres les incomoda pedir favores si no han construido una relación sólida con la persona a la que le solicitan el favor, no tienen necesidad del retorno del favor, no esperan reconocimiento por sus logros y son más sumisas. Estos elementos ya se destacaban desde la infancia.
Desde el momento que las mujeres se incorporan a las empresas y organizaciones las humanizan.

Ahora, que estamos viviendo un momento de cambio en la sociedad, tenemos que introducir nuestras habilidades y competencias en la sociedad desde todos los puntos de vista, también el medioambiental. Las actuales directivas en Barcelona están gestionando sus empresas con una metodología enfocada a un modelo social, ambiental y con una orientación más hacia las personas y no tanto hacia el producto.
Son este tipo de empresas que necesita nuestra sociedad, más adecuadas y acorde con nuestro tiempo, con políticas más sociales y sostenibles.
La dirección de una empresa es las decisiones que toman en la organización y crean su futuro.

Las habilidades y competencias clave para la actual economía son la honradez, la transparencia, la comunicación entre las diferentes jerarquías dentro de la empresa, que las personas se sientan a gusto en su ambiente de trabajo.

El modelo capitalista patriarcal que nos lleva cíclicamente a crisis económicas y se agota en sí mismo es el modelo de ordeno y mando, en el que todos los trabajadores están pr debajo de la dirección sin ninguna comunicación, que tiene como único objetivo el producto, no las personas.
Las mujeres tenemos que aportar mediantes nuestras propias competencias y habilidades una nueva gestión de las empresas, esto supone una implicación de la mujer con su trabajo.

El entorno social nos impone que seamos productivas desde los veinte años a los treinta y después nos dediquemos al contexto privado. La sociedad patriarcal nos impone que las mujeres nos responsabilicemos exclusivamente de los hijos.

Para que la mujer pueda implicarse con su trabajo y construir un nuevo modelo de gestión empresarial más saludable socialmente es necesario modificar la gestión del tiempo para que sea más productiva. Tenemos que copiar los modelos europeos de gestión del tiempo en el ámbito público y privado, en el trabajo y en la casa, un modelo inclusivo, que incluya el cuidado de los hijos y el de nuestras personas mayores y en el que los hombres estén tan implicados como las mujeres, en una igualdad real no solo de derechos sinó de deberes.

En España trabajamos más horas y somos menos productivos que en otros países europeos. El modelo patriarcal ha impuesto este modelo lineal prescindiendo de las competencias femeninas.

Las experiencias con directoras de grandes y pequeñas empresas y organizaciones son que fomentan y se orientan a la constante formación, la honradez, la generación de confianza y estabilidad con sus trabajadoras, la creatividad, la flexibilidad y la comunicación para generar diferentes opiniones dependiendo de las necesidades de la organización y de las personas. 

La mujer enfoca la mirada hacia la solución y no se obceca en el problema. Somos más resolutivas y positivas. Las mujeres no se preocupan (pre-ocupan), no pierden el tiempo, se ocupan resolviendo y gestionando.
Sin embargo las mujeres se encuentran con un techo de vidrio que se romperá cuando el hombre se incorpore al espacio privado, a las tareas de la casa, al cuidado de los hijos y de los padres. Tiene que ser un movimiento recíproco de mujeres y hombres. Para que las mujeres puedan implicarse en el espacio público los hombres deben implicarse en el privado. 

Este movimiento generaría una sociedad más inclusiva que tuviera en cuenta las necesidades de la infancia y la vejez, en definitiva que el valor de la sociedad sean las personas no los productos y los objetos. Las competencias y habilidades de las mujeres en la dirección de las organizaciones y empresas, en el ámbito público, crean una sociedad más humanizada y rompen con el modelo patriarcal cosificador, excluyente, marginador y agresivo.
Las directoras de las empresas no imponen los horarios sinó que preguntan a las trabajadoras qué horario laboral es el que concilia su vida personal con la laboral. Al hombre le aterroriza preguntar a su empleado qué horario le permite conciliar su vida pública y privada porque para él le supone una pérdida de autoridad. El hombre no pegunta, impone.
El hombre necesita aprender a renunciar a su ambición profesional, a reducir su proyección en su carrera y a priorizar su vida personal y familiar. El hombre tiene que replantearse su rol público y enfocarse a la conciliación familiar.
Las mujeres tenemos que enseñar a los hombres a perder porque ellos no están muy predispuestos a renunciar a su modelo patriarcal, que sólo les beneficia a ellos.


Las mujeres trabajamos desde una manera más horizontal, propiciamos que haya un retorno comunicativo. La clave en las organizaciones es la comunicación entre las trabajadoras. El modelo patriarcal piramidal que aisla los trabajadores de las diferentes jerarquías no tiene futuro.

Las mujeres captamos más cosas de la realidad, mira a su entorno y conecta imagen, palabra e intuición. La mujer se acerca más a la persona que tiene delante, es más empática y tiene en cuenta todos los elementos.
Hay una necesidad por parte de las empresas de que aprendan la gestión emocional para que sus trabajadoras no enfermen ni acaben explotando como consecuencia del estrés laboral.

En una organización hay muchas interpretaciones que dan lugar a conflictos y es necesario gestionarlas antes de que llegue el conflicto. Hay que hacerlo desde una perspectiva interdisciplinar y de género que permita el desarrollo de todas las competencias y habilidades de las trabajadoras para gestionar el mundo empresarial.

Las actuales empresas de Barcelona que están obteniendo beneficios son las que están gestionadas por una directiva de mujeres porque están impulsando otras maneras de hacer.

Las mujeres somos más críticas y hacemos aportaciones más cualitativas, en cambio a los hombres les da miedo entrar en su subjetividad y profundidad, son dimensiones que normalmente no las tratan.

Actualmente gran parte de las directivas españolas que aportan excelencia a su empresa no tienen hijos y el 85% de las catedráticas españolas no tienen ni hijos ni pareja. Estos datos son el resultado de la falta de implicación de los hombres en el ámbito privado.

Las mujeres tenemos que abandonar las relaciones tóxicas y las creencias tóxicas. Es necesario que nos rodeemos de personas que nos hagan crecer y posibiliten el desarrollo de nuestras competencias al mismo tiempo que pongamos en valor todo lo que tenemos que aportar al mundo y aportamos cada día.

Apuntes y reflexiones de la Universitat d´estiu de les Dones